Rincones con encanto...

A tan sólo 10 minutos en coche de donde vivimos en estos momentos se encuentra nuestro lugar de entreno habitual: el Parque de O Vixiador. Lo cierto es que hay un bosque estupendo y, a pesar de la plaga de eucaliptos que invade Galicia, aquí todavía quedan hermosos rincones poblados de imponentes robles y entrañables hayas que, además de acompañarte cromáticamente a lo largo del año marcándote el paso de las estaciones, te proporcionan la debida y merecidísima sombra en verano.

Pero claro, como ya impunemente se afirma incluso en un anuncio televisivo: "la naturaleza es sabia... pero no tanto" (que, por cierto, yo diría que nosotros también somos naturaleza, ¿o no?).

Pues a lo mejor no. Porque nosotros, los humanos, armados hasta los dientes de ese sentimiento de superioridad y esa soberbia que tan bien nos caracteriza, nos dedicamos a redecorar los espacios naturales para darles algo más de color y sobre todo (¡que no falte!) más civilización.

Si es que es verdad, hombre, ¿para qué vamos a desperdiciar tanto espacio explotable, dejándolo limpio para que prolifere a sus anchas toda suerte de plantas y árboles y correteen por allí lagartijas, ardillas y pajaritos cantores? Mejor lo llenamos todo de escombros y así, en un plis-plas, se ha ido el parque entero al carajo y a lo mejor hasta podemos urbanizarlo. Fíjate.

¡Si es que somos la releche!




Por cierto, si alguien sabe decirme donde y contra quién puedo extender la denuncia correspondiente, le agradeceré muchísimo que me lo haga saber. Por lo pronto mandaré al Seprona todos los datos.