Era domingo y, sin embargo, llovía...

Llovía y llueve. Y aún estamos a domingo.
Pero recapitulemos, porque este fin de semana no ha tenido desperdicio. El sábado nos levantamos tempranito porque Adrián tenía que subirse a un avión con destino Palma de Mallorca y una servidora debía conducir hasta A Coruña para los exámenes de la UOC.
Todo el trayecto en coche hasta allá estuvo marcado por un denso ir y venir de titánicos nubarrones de color intimidante que, de vez en cuando, abrían sus líquidas entrañas para desplomarlas a bocajarro sobre el parabrisas del coche. Aún así, llegué, escribí y vencí.
Por la noche, Fema y Loli me llevaron de tapeo y luego me alojaron en su casa para, al cabo de unas pocas horas de dulces sueños, darme los buenos días con un vaso de zumo de naranja recién exprimido y un buen desayuno. Menudo lujo. Les debo una.
Me guiaron, de nuevo entre cortinajes de lluvia gris, hasta Arteixo, donde iba a tener lugar la carrera de hoy (11,823 km). [En la foto, dos corredores anónimos calentando.]

Corrí muy bien. Hasta el punto de pillar a la tercera chica allá por el km 6 -a la cual me presenté y con quien intercambié un par de frases-; peeeeero justo en el último km oigo a una espectadora que grita: ¡Muy bien, ahí va la tercera... y la cuarta chica! Acto seguido mi cuerpo se tensa como respuesta al pánico: ¡La “otra” está justo detrás de mí! Pues sí, aquella tal Tereza, checa de nacimiento, pelirroja, guapa y simpática, me saluda con un “¡Venga, Barcelona!” y empieza a poner charcos de por medio entre las dos... Genial, ahora además sopla viento en contra. “Horror, se me escapa, se me escapa, se me escapa...” Y se me escapó. Por 19 segundos. Ella quedó tercera y yo, cuarta. [Tiempo oficial: 55 min., 44 seg.; ritmo de carrera: 4,43 min/km. Para ver la noticia, haced clic aquí.]
Ahá, pero para algo tenía que servir esto de cumplir años, ¿no? Que sí, que sirve, de verdad. Sirve, por ejemplo, para que quedar cuarta en una clasificación general femenina signifique quedar PRIMERA de tu categoría (veteranas, en este caso). :-P
(Por un lapsus administrativo no dispongo de foto oficial ni de trofeo. Pero dicen que lo segundo me lo mandan. Cuando lo tenga, lo inmortalizo en píxeles y os lo cuelgo aquí. Que "asín" fardo mucho más.)
Y, bueno, la guinda del fin de semana lluvioso ha aparecido en plena vuelta a casa por si acaso no había exprimido suficientemente mi cabecita y mi cuerpecito serrano en las últimas 36 horas... Surcando las aguas que cubrían el asfalto de la autopista a la altura del primer peaje, he oído un ruido nada habitual e intuitivamente desagradable en la parte trasera del coche... Hala, intermitente, a la derecha y pa’fuera que llueve. Me lo temía: rueda reventada. Sigue lloviendo y ahora sopla viento racheado... Pero no me queda otra que ponerme manos a la obra. Y a la cara, como bien podéis comprobar. [No fue aposta. Os juro que me ví la mancha al terminar.]


Y sigue lloviendo. Pero ya estoy en casa. Sana, sequita y salva. Y con una satisfacción personal como hacía tiempo. Besos a tod@s.